La voz crítica
Probablemente alguna vez has escuchado que todos tenemos ego o una voz crítica en nuestro interior, pero darle el nombre de voz crítica a veces genera confusión ya que creemos que solo nos juzga y critica, cuando en realidad también nos invita a ceder, a minimizarnos o a esforzarnos más, desde una postura dañina y dolorosa para nosotros mismos.
La voz crítica no es más que la estructura que hemos creado para desenvolvernos frente a la realidad y relacionarnos con otros y con nosotros mismos.
Es importante saber que normalmente confiamos en que todo lo que llega a través de los sentidos es real porque en varias ocasiones creemos haber confirmado que las cosas son como parecen ser. Esto funciona bastante bien si se trata de objetos que no tienen vida, como una mesa o un cuadro; sin embargo, cuando se trata de nosotros mismos o de otras personas, lo que nos muestran nuestros sentidos no siempre es real, ya que no vemos la realidad tal cual como es, sino con el filtro de todo lo que hemos visto o vivido a lo largo de nuestra vida, poniéndonos unas gafas que nos hacen ver la realidad de cierta manera.
Así que lo primero que debemos tener en cuenta al momento de hablar sobre nuestra voz crítica es que nuestra verdad no es LA VERDAD, es solo una forma de ver la vida, por lo tanto, es solo una realidad más, no LA REALIDAD.
Nuestra mente filtra, selecciona y modifica lo que vemos de acuerdo con nuestras gafas basadas en creencias, patrones transgeneracionales, heridas de infancia, distorsiones, experiencias incompletas o dolores vividos a lo largo de la vida. Y esto no quiere decir que nuestra mente esté mal, esta simplemente proyecta la forma en que hemos ido creando asociaciones que podrán ser positivas o dañinas para nosotros. La mente solo reproduce lo que ya conoce, y esto es por un principio de economía cognitiva en el cual, para ahorrar energía, el cerebro busca el menor esfuerzo posible, y esto se logra simplemente repitiendo y no integrando nuevos patrones o nuevas formas de ver la vida.
Por ello es importante cuestionarnos acerca de la realidad que nos muestra nuestra mente. Para esto:
Te propongo un ejercicio para identificar a tu ego:
- Durante todo el día, observa las verbalizaciones o pensamientos acerca de ti mismo en el desarrollo de una actividad o en el transcurso del día, y las verbalizaciones que te haces acerca de otros.
- Observa si este tipo de verbalizaciones o pensamientos favorecen la interacción contigo o con otros de una forma positiva (si genera dolor, es momento de empezar a transformarlo).
- Utiliza el ejercicio de múltiples perspectivas, donde eres consciente de que lo que tu mente te dice en un inicio solo es un poco más de lo mismo que ya conoces, invita a tu mente a pensar en otras alternativas posibles.
Por ejemplo: Estás en una reunión y Susana no te dirige la palabra durante el encuentro. Es posible que lo primero que piense tu mente de acuerdo con tus creencias previas o patrones sea – que no le importas, que es desagradable hablar contigo, que eres invisible para otros, o que, al igual que Susana, las personas no te entienden. –
Recuerda que si es lo primero que viene a tu mente, solo es más de lo mismo que has venido viviendo.
Así que pregúntate: ¿Por qué otra razón Susana podría no haberme dirigido la palabra? Y bríndale a tu mente al menos 4 perspectivas diferentes como lo siguiente: – estaba ocupada atendiendo a los invitados, yo no tomé la iniciativa de buscarla y me minimicé, evitando ser notado, me autoaislé de la conversación, Susana no se dio cuenta cuando llegué y pudo haber pensado que no vine al encuentro, entre otros –
Esto genera más tranquilidad al no atacarte a ti mismo y al no intentar adivinar lo que está en la mente de los demás.
- Comprueba cómo este ejercicio de distanciamiento cambia tu consciencia de la realidad.
- Empieza a observar y a reconocer que hay muchas más formas posibles de ver la realidad aparte de la que normalmente usas.
- Reconoce lo automática y limitada que es tu percepción del mundo (al igual que la de todos, todos tenemos una forma de ver el mundo y reconocer que existen otras posibilidades diferentes a las que siempre hemos pensado genera calma y tranquilidad).
- Busca formas de ampliar tu campo de percepción antes de aceptar la crítica, pues muchas veces los pensamientos son solo eso: pensamientos, y logran hacernos daño en el momento en que los creemos.
- Practica de forma constante, cada vez será más fácil.
Espero que este ejercicio sea de gran utilidad para ti. Recuerda SIEMPRE que la forma en que aprendimos a ver el mundo se puede transformar con amor, paciencia y compasión hacia nosotros mismos, no estamos predeterminados a vivir una vida en la que no estemos a gusto.
Te abrazo con el alma.