DESCUBRIR LA SOMBRA A TRAVÉS DE LA RELACIÓN DE PAREJA
¿Es cierto que todo lo que vemos en el otro es una proyección?
¿Es cierto que el otro nos muestra, tanto nuestra sombra, como nuestra luz?
Lo que deseo compartirte o ampliar en este artículo es cómo, a través de la relación con el otro, podemos identificar estos dos elementos: luz y sombra; sobre todo en la relación de pareja, que es la de mayor intimidad en la vida adulta y en donde la luz y la sombra emergen con más potencia que en ningún otro contexto.
Los elementos de la sombra son aquellos aspectos o cualidades nuestras que están “guardadas” en nuestro inconsciente y que, por no estar reconocidas, proyectamos en otros, tanto a nivel personal, como a nivel colectivo. Esta proyección nos crea la falsa ilusión de que esos elementos o aspectos de nuestra personalidad en realidad no nos pertenecen.
Tal vez ya has visto muchos videos o tienes mucha teoría, pero no logras comprender realmente cómo aplica a tu caso en particular.
Dicho lo anterior, toma lápiz y papel, escribe el nombre de la persona con la cual en este momento (o una relación anterior) estés sintiendo mayor malestar al relacionarte, y escribe 3 atributos que te incomodan, que te generan malestar, que tal vez juzgas o criticas de esa persona:
Ejemplo:
Mario es muy indisciplinado, perezoso y desorganizado.
Ahora vamos a diferenciar con este ejemplo las dos formas de proyección o espejo:
PROYECCIÓN DIRECTA
Esta forma nos dice que esos atributos que vemos en el otro también están presentes nosotros mismos y no los aceptamos (porque hacen parte del 90% de material inconsciente).
En la proyección directa cuesta reconocer que también estos comportamientos hacen parte de nuestras propias acciones, no necesariamente de la misma forma que “Mario”, y acá es donde el ego trata de camuflarse porque esos comportamientos o actitudes pueden estar presentes en otros roles o áreas de la vida o, incluso, en uno mismo (la parte más difícil de aceptar).
Ejemplo:
Al ver a Mario con poca disciplina y perezoso, ¿puedes sentir que no tiene proyección en la vida, que no tiene sueños, que no toma acción?
Ahora pregúntate y reflexiona:
- – ¿Cuánto tiempo llevas aburrida en ese trabajo y no te atreves a irte, por miedo?
– ¿Cuánto tiempo llevas aburrida en la relación y solo quieres que el otro cambie, pero tú no cambias?
– ¿Cuánto tiempo llevas postergando un proyecto en el que puedes poner al servicio de otros tus dones y talentos, y no lo haces por el miedo al qué dirán, por la incertidumbre, o solo porque no crees en ti mismo/a?
Esto nos ayuda a ampliar la perspectiva, no es tan sencillo como: “si el otro es perezoso, también yo lo soy, o no, no soy así”, se requiere poder salirse del rol de la queja, la victimización y ser observador consciente de sí mismo, por eso es tan fácil que el ego se camufle, y que no se logre ver con mayor claridad qué es lo que a través del otro puedo ver para cambiar en mí.
Ya sabemos que la mente se quedará con lo primero y más fácil que se le dé: Si soy o No soy.
PROYECCIÓN INDIRECTA
En la proyección indirecta, el comportamiento no está presente en ti, sí es del otro y no hace parte de ti en ningún rol o área de vida, pero se presenta para enseñarte algo, por lo general virtudes más elevadas como: aceptación, soltar el juicio, compasión, bondad, empatía, entre otras.
También puede ser que la otra persona se permite cosas que tú no, y entonces tu sombra o tu ego, responde con: envidia, el juicio, no aceptar que no puede poner límites, y no aceptar que no te das prioridad porque intentas agradar.
En el ejemplo:
Mario puede ser perezoso, sí.
Pero también puede ser que Mario se permita descansar, ser más flexible, y eso es lo que te falta y no te lo das porque pones por encima las necesidades de los demás a las propias.
RECONOCER LA LUZ
Reconocer la Luz se hace más fácil, pues hace referencia a aquellos atributos positivos, por consiguiente, más agradables, que si los ves en el otro es porque también están presentes en ti o quieres, de alguna manera, desarrollarlos o potencializarlos, también porque te generan bienestar al compartirlo.
Para concluir…
Cuando ya reconoces parte de tu Sombra, es tu tarea: iluminarla con la compasión y el perdón hacia a ti mismo/a por haber desconocido esa parte tuya por tanto tiempo y no atenderla como era correcto y pensar que la solución estaba afuera.
En este sentido, y si quieres seguir creciendo y sanando en la relación, será importante que lo puedas comunicar a tu pareja, de forma clara y sincera, de forma no defensiva, intentando abrirte mostrar la vulnerabilidad y con total transparencia.
Para madurar y evolucionar como personas y en la relación es vital trabajar juntos con nuestras sombras desde la compasión, la confianza e integración mutuas. De esta forma podemos ir aceptando, amando y transformando progresivamente las sombras que aparecen en el camino.
Obviamente hay unos límites en esto: se podrá llevar a cabo un trabajo de crecimiento en pareja, siempre y cuando esos comportamientos no afecten, ni vulneren la integridad, los derechos humanos y los principios y valores.
Con todo mi amor.
Fransury González.
